¿Cómo es vivir en la Curia General en Roma? Por Luis Ramírez SJ
Tras tres años viviendo en Roma, Lucho Ramírez SJ nos abre las puertas de la Curia General contándonos su experiencia, sus aprendizajes y su nueva vida en comunidad Aquí su testimonio.
El dos de diciembre cumplí tres años desde que llegué a la Curia General en Roma, para esta nueva misión en la Oficina Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa y el Movimiento Eucarístico Juvenil. Me gustaría compartir con ustedes en relación a la comunidad en la que vivo y deforma breve algunos apostolados que realizo.
La comunidad tiene bastante movimiento de jesuitas. De hecho, desde que llegué, al menos veinte ya han regresado a sus provincias o están en nuevas misiones. También han llegado nuevos compañeros, algunos para reemplazar a los que partieron y otros para asumir nuevos cargos que se han creado.
Vivir en la Curia General es aprender también a reírse de uno mismo, pues entre el “itañolo” (italiano con palabras en español) y lo que te dicen, sea en italiano o en inglés, y lo que uno comprende, en ocasiones no coincide; pero con buena voluntad buscamos la forma de entendernos. Lo importante es ayudarnos para que la vida sea más llevadera, y suceden anécdotas simpáticas. Por ejemplo, en una ocasión tuve un viaje por casi quince días. Me anoté en Intranet informando del día que partía y del retorno. Al regresar me dijeron que algo pasó, pues me anoté que partía en mayo y regresaba en abril. Entre bromas y risas, el P. General salió en mi defensa, diciendo que me había tomado muy en serio su primera homilía en la Iglesia del Gesù, en querer realizar la audacia de lo imposible.
En esta comunidad está también Antonio Delfau sj; con él nos apoyamos mutuamente en la vida diaria. En ocasiones me encuentro con Gonzalo Silva sj, pues es nuestro vecino de la Residencia de San Pedro Canisio.
He tenido la posibilidad de conocer a jesuitas y de reencontrarme con otros, pues recibimos bastantes huéspedes. En especial durante las reuniones para los nuevos provinciales, socios, o del área de las comunicaciones y del Servicio Jesuita a Refugiados. En general, como criterio solo pueden alojar en la Curia General aquellos que vienen por alguna razón de trabajo. Otros pasan a saludarnos, pues vienen como capellanes de un grupo de estudiantes de universidades, colegios o peregrinos. Así como otros llegan a realizar trabajos o investigaciones en los Archivos de la Compañía. También he tenido la oportunidad de conocer o reencontrarme con laicos que trabajan en nuestras obras y vienen a reuniones.
Una experiencia siempre gratificante es el poder acompañar a nivel espiritual a las personas, tanto laicos como consagradas. Sin ir más lejos, este mes de noviembre di ocho días de ejercicios espirituales ignacianos a quince religiosas.
Para algunas fue la primera vez que oían hablar de Principio y Fundamento y de profundizar sobre la consolación y la desolación, pero sobre todo el tener bloques de oración en un ambiente de silencio. Lo que para muchos de nosotros es algo habitual, en otras realidades eclesiales no lo es tanto. En oportunidades me piden para el sacramento de la reconciliación, para colaborar en algún templo o actividad pastoral de una obra.
Continuando con la vida de comunidad y de la Curia, que se entremezclan, me gustaría destacar el esfuerzo que se hace respecto al ambiente comunitario. Esto lo comento porque hay jesuitas que vienen con distintas experiencias y modos de vivir en comunidad, que son diferentes a lo que conocemos en la provincia chilena. Contamos con diversas instancias como las Eucaristías diarias en italiano a las 7:00 am, o una vez por semana en la tarde, en francés, inglés y español. A esto se agrega la reunión mensual de la comunidad, en la cual tratamos diversos temas. Y las reuniones mensuales por grupos lingüísticos. Ciertamente, algunas son más provechosas que otras, pero son siempre instancias para encontrarnos y compartir.
La última reunión de comunidad de noviembre fue dedicada a la realidad de los abusos sexuales. Allí se nos expuso una visión general del proceso iniciado en la Compañía por el P. General Adolfo Nicolás, y también lo que ha propuesto el P. Arturo Sosa, incluyendo cuáles son los países donde la Compañía está involucrada en procesos de abusos, tanto canónicos como en la justicia civil.
Se nos explicó cómo trabaja el Comité Asesor del P. General para estos temas y la forma en que se colabora con los provinciales. En esta oportunidad trabajamos también en grupos pequeños. La idea era, por un lado, compartir como vivimos esta situación a nivel personal y después poder sugerir algunas propuestas respecto a lo que nos toca como Curia General. Pude percibir que la diversidad de las culturas, experiencias y sensibilidades nos enriquece pese a ser un tema nada fácil de abordar.
Otra instancia comunitaria que tenemos es una salida por semestre para visitar alguna ciudad o lugar relativamente cercano que nos ayuda a conocer mejor la cultura del país en que vivimos. No todos pueden participar, pues los miembros de la comunidad tienen diferentes compromisos, tanto en Italia como en otros países.
Finalizo compartiendo que la vida en la Curia General ha sido para mí muy enriquecedora al poder conocer lo que significa el gobierno de la Compañía, a través de personas concretas. Como también el reconocer que hay una cuota de austeridad. Por lo que hay que ir aprendiendo a vivir con paz, y sabiendo que estamos al servicio de toda la Compañía como de la Iglesia Universal.
Me encomiendo a sus oraciones este tiempo de adviento.