DiásporaSJ: Bogotá – Pablo Mayorga SJ
En está oportunidad Pablo Mayorga SJ nos acompaña con este artículo de DiasporaSJ y nos cuenta, desde la ciudad de Bogotá, toda su experiencia como ‘primíparo’.
La Universidad Javeriana tiene la curiosa costumbre de llamar primíparo a todo aquél que ingresa a la universidad. Esta palabra es curiosa no solo para aquéllos acostumbrados al concepto mechones; de hecho, a mis compañeros de generación (de nueve nacionalidades distintas) también les llamó la atención, al punto que la constituimos como una suerte de estandarte de nuestro grupo.
Independientemente de lo curioso del término, creo que la experiencia del primiparado es la que más me identifica con la que he vivido estos meses en Bogotá. Llegué a Colombia el 2 de enero, cargado de ilusiones y esperanzas por este nuevo tiempo que comenzaba y con varios kilos más, que me gané gracias a tanto cariño recibido en mis despedidas. Mi primer impacto (cosa que a muchos sorprende cuando lo cuento) es que Bogotá está bastante distante al ideal caribeño con que algunos chilenos la imaginan. No tuve un difícil proceso de adecuación, gracias a que, como en Puerto Montt, aquí también abundan los cielos grises y las lluvias.
A poco tiempo de llegar partimos de vacaciones a Bucaramanga. Esos días me sirvieron para conocer más a la comunidad y, sobre todo, a mis compañeros de generación. En general, me siento muy a gusto entre ellos y agradecido por la buena relación que, desde aquellas vacaciones, hemos podido establecer. Mi segundo impacto vino con el inicio de las clases. Comenzaron a fines de enero, así que mientras retomaba los libros y cuadernos, miraba con envidia las fotos de las vacaciones de compañeros, amigos y familiares en Facebook. Hablando en serio, me impactó el tener la fortuna de ingresar a la Universidad Javeriana: por su infraestructura, por la tradición que posee, por lo familiar de la facultad y por el cariño y respeto con que la presentan los jesuitas colombianos. Es un regalo tremendo poder contar con estos medios a la hora de estudiar. Volver a los estudios, llegar a un país nuevo, pasar de una comunidad de seis personas a ser más de veinte, conocer Bogotá, insertarse en un nuevo apostolado (en el colegio Santa Luisa), entre otras cosas, ha sido y seguirá siendo por estos meses, creo yo, un primiparado.
Me siento novato y tanteando terreno, pero muy agradecido de Dios por tanto bien recibido y por la gran oportunidad de estar aquí.
(DiásporaSJ Nro. 39 – 31 de marzo de 2017)