Las voces del «Pliego Colectivo»
Desde que explotó la crisis social que está viviendo Chile, a Pablo Mayorga sj le surgieron dos cosas. La primera fue una necesidad de escuchar. Tras más de dos años en Colombia, país al que volverá pronto para culminar sus estudios, necesitaba contextualizarse. Y lo segundo fue preguntarse: “¿Qué pasa si agarro un rollo de papel gigante y lo tiro a la calle para que la gente anote?”
El rollo lo tenía, pues lo había comprado para una entrega de un ramo que terminó botando. Y sin mucho pensarlo, empezó a desarrollar su idea involucrando a los que tenía más cerca.
Así, se terminó conformando un equipo de 5 personas conformado por su hermana Sofía, su primero José Manuel, Maritza Pérez y Óscar González sj, jesuita paraguayo. Hombres y mujeres, religiosos y laicos.
Entre todos instalaron un pliego de 40 metros y muchos plumones en plena Plaza Italia. Luego tuvieron que poner otro… y otro. Miles de asistentes a las diversas marchas plasmaron en el papel su pensamiento frente a lo que está pasando.

“Me encantó la idea cuando escuché la propuesta de Pablo, me hizo sentir muy identificado porque yo quería salir a la calle para sumarme a las protestas, pero no sabía cómo abanderarme y me encantó la idea de ofrecerle el arte a la gente para que se pueda expresar con total voluntad”, dice Óscar.
Algo parecido le ocurría a Sofía, que tenía ganas de salir a movilizarse, pero no sabía de qué forma. Así que llamó a su hermano Pablo, quien la invitó a sumarse a su iniciativa. “Démosle”, dijo Sofía, quien al igual que su hermano estudia arte.
Maritza señala que viene de un contexto de mucha violencia y que le daba un poco de miedo llegar a Plaza Italia, pero que al llegar se encontró con un espacio de escucha. “Cuando recién tiramos el pliego teníamos harto temor de los transeúntes, pero de repente la gente empezó a escribir, se empezó a motivar. A mí me conmueve la historia que tiene el pliego”, dice.
Los miembros empezaron a publicar la iniciativa en Instagram e incluso crearon la cuenta @el_pliego_colectivo. Así fue como José Manuel Iturriaga, primo de Pablo Mayorga sj, conoció la iniciativa del pliego. “Lo vi en una historia de Instagram, mi primo me invitó y por eso vine. La verdad es que tenía ganas y me pareció bonito hacer algo más que simplemente marchar”, comenta.

El efecto del pliego
Antes de instalar el pliego en plena Plaza Italia, había expectativas, temores y convencimientos. Para Pablo Mayorga sj lo más sorprendente ha estado en el contenido, pues pese a que hay muchos comentarios violentos o simplemente vulgares, también hay quienes han expresado deseos muy profundos. “Si rascas un poco la cáscara detrás de la violencia, detrás de lo que vemos en la televisión, te encuentras con un Chile profundo que tiene un clamor, que grita por ser escuchado”, afirma Pablo.
Maritza reafirma lo que comenta Pablo contando una experiencia que la conmovió especialmente: “Un caballero que dice ‘mijita qué bueno que están haciendo esto, voy a marchar hasta que muera y hasta que muera me queda poco, porque tengo cáncer y este sistema, el Estado, me mata igual’”
Para José Manuel lo más conmovedor ha sido la acción de las personas, mientras que para Sofía ha sido sorprendente el poder de la masa, las ganas de cambio y la energía que se vivió en torno al pliego.
Óscar, por su parte, destaca como “este pliego que ya era hermoso en contenido iba tomando un gusto estético, se iba hermoseando, iban apareciendo más colores más imágenes, los mensajes eran como cada vez más profundos”.
¿Dónde está Dios en el pliego?
“La presencia de Dios real está en la gente. La acción de Dios es tan múltiple como la cantidad de gente que existimos. A mí lo que le da sentido a mi vocación y mi vida es la posibilidad de encontrarse, es la relación con otro en que Dios se manifiesta. Y para mí es indudable que Dios está detrás de esto. En cosas como estas Dios les toca el corazón a algunos, como a otros lo hará con una marcha, hay múltiples soluciones”, dice Pablo.
Para Óscar, lo que se produjo con el pliego en Plaza Italia tuvo mucho de Dios porque le permitió a las personas expresarse desde lo más hondo. “Eso que queda plasmado en el papel es materia de oración, para mí ha significado eso, porque me dice mucho del deseo de Dios expresado a través del pueblo”, comenta.
Maritza tiene una opinión similar, asegurando que “el pliego fue un espacio de una gran oración colectiva, una oportunidad para encontrarnos y visibilizar que esta búsqueda de justicia de la dignidad humana es de Dios”.

La vocación de hermano
Pablo Mayorga sj optó hace varios años por el camino de ser hermano. Paralelamente ha ido desarrollando su pasión por el arte. El pliego fue una forma de expresar lo que surge de ambas vertientes. Aquí, dicho con sus palabras:
“Para mí estos años de ir formándome en el ámbito del arte, de ir conociendo a ese Dios plástico, ese Dios que se adapta, que habla distintos lenguajes y que busca maneras de salir al encuentro de las personas, de salir al encuentro de la humanidad plena e ir construyendo un mundo distinto. Para mí lo fundamental de mi ser jesuita es eso, es creer en un Dios y en Jesús que salieron al encuentro de su pueblo y que salen al encuentro escuchándolo, hablando desde las dimensiones que el pueblo conocía.
El arte me da una flexibilidad que no tenía antes. Y si dios es tan bacán para hacer pan y vino, por qué no podría hacerlo de otras maneras. Y desde ahí claro, creer que lo que uno hace sea espacio para que Dios sea y por lo mismo mi ser hermano tiene que ver un poco con eso, en el proceso de la vida religiosa, en el proceso de mi noviciado yo me fui encontrando con un Dios que fue sacando capas y que me fue poniendo con lo más fundamental, con ese deseo profundo de una horizontalidad.
Entonces cuando digo que soy hermano jesuita no es porque no me dio para los estudios o no me dio para ser cura, sino fundamentalmente porque me invitó a ser un hermano para otros y que esa fraternidad se va a expresar de lo que yo soy. Y ese tiene que ver con el arte, quizás mañana con otra cosa, pero ahí vamos, caminando».
