Sebastián Prieto SJ: “Cuando pienso mi vocación veo que este es mi lugar”

Testimonio desde Moscú, Rusia.

Cuando me cambiaron de misión para venir a la capital, Moscú, no pensaba que iba a pasar esto. Más allá de que había un conflicto que no se solucionaba, nadie pensó que se iba a llegar a este nivel. Y se vive una cierta esquizofrenia porque aquí en Moscú “no pasa nada”, los restaurantes están con gente, los estudiantes van a la universidad y la gente va al trabajo. Hay una “vida normal”, pero todos sabiendo lo que está ocurriendo. Más de tres millones ya están en la frontera. Y, dentro de la “normalidad”, también está la tensión por las sanciones que está recibiendo Rusia.

El Señor en la Compañía nos manda a la frontera para que llegue su palabra a las partes más lejanas. Culturalmente, geográficamente, que es el corazón de la Compañía, eso es lo que quería Ignacio. Y yo digo bueno, sigo aquí contento, pero preocupado; contento, pero un poco nervioso; contento, pero inquieto. Digo contento como un estribillo porque es la alegría del Evangelio de poder estar acá en comunidad con la gente y para la gente, porque lo hemos vivido de forma espontánea el hecho de permanecer acá. A nadie se le ha pasado por la cabeza irse, por mucho que la gente que uno quiere te pregunta cuándo te vas a ir, te muestran su preocupación.

Cuando pienso mi vocación veo que este es mi lugar, es lo que el Señor me ha pedido y yo creo que el Evangelio tiene que ver mucho con la solidaridad y el contexto que te toca vivir. Yo he pensado mucho en la vocación de la Compañía en este contexto, porque nos vamos quedando acá tratando de imitar al Señor de estar donde las papas queman. Me imagino lo triste que hubiera sido que en el tiempo de la dictadura en Chile los curas extranjeros, que generalmente están muy comprometidos con el pueblo y la gente que sufre, se hubieran ido. Debe ser muy desilusionante para la gente. Y es comprensible el tener que cuidarse, pero se me apretaría el alma.

El  Evangelio no tiene nada que ver con ideologías, sino más bien con una cosa de cariño, de estar con la gente, de sentir ese primer tiempo de elección del que habla Ignacio. Hay tres tiempos de elección cuando haces discernimiento. Son estados espirituales, tienes que definirlo, ser consciente de ello, porque eso te permite hacer un discernimiento que te lleve a una correcta elección, es decir, a encontrar la voluntad de Dios. Y el primer tiempo de elección es aquel en que no cabe duda de lo que tú eliges es voluntad de Dios. No lo puedes dudar. Y, por eso mismo, prácticamente no hay elección, la elección ya está. Eso sucede poco, rara vez uno tiene un primer tiempo de elección, pero aquí yo creo que vivimos como un primer tiempo de elección. Yo lo vivo así y creo que mis compañeros de comunidad también y muchos otros sacerdotes, religiosas y religiosos, incluyendo nuestros obispos.

Me he puesto en contacto con una religiosa que está en Kiev y también tengo un compañero de la Compañía en Kiev. También he tenido contacto con el superior de Ucrania. Y es un contacto en el que trato de ser delicado, súper doméstico. Aunque parezca una burrada, es el desearles buenas noches, que tengan una noche serena. No es entrar en las preguntas morbosas, de si siguen escondidos en el metro. Son ellos los que te van contando. Una religiosa lo ha pasado muy mal, ha estado muerta de miedo con todo lo que está ocurriendo allá. He hablado con religiosas con las que he trabajado acá, que les cambiaron la misión y fueron enviadas a Ucrania.