Paula Torres ACI: «Como Iglesia necesitamos romper la inercia que hay para abrir nuevos espacios»
En el marco del Día Internacional de la Mujer, nos contactamos con Paula Torres, religiosa de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, para hablar sobre el rol de la mujer en la Iglesia y cómo se puede vivir la Espiritualidad Ignaciana siendo mujer.
Así, Paula nos enseña un poco sobre su congregación, nos entrega su punto de vista de la Iglesia actualmente, y nos retrata su experiencia de ser religiosa y apoyar el movimiento feminista.
Por Joaquín Astaburuaga
¿Qué opinas del rol de la mujer en la Iglesia Católica actualmente? ¿Te has sentido relegada de alguna manera?
A veces hay buenas intenciones, pero que las mujeres participemos o no, sigue dependiendo de la decisión de los hombres. Necesitamos como Iglesia romper la inercia que hay para inventar nuevas maneras, abrir nuevos espacios, buscar juntos y juntas. Se agradecen los pasos que se han dado, la presencia de algunas mujeres en el Vaticano o nombrar mujeres como administradoras parroquiales. Son pasos, pero no son suficientes. A veces hay discursos bonitos, pero se quedan en discursos.
La Compañía de Jesús está compuesta sólo por hombres, ¿Qué opinas de esto?
La Compañía en una congregación masculina. He sido testigo y también partícipe de la búsqueda de la Compañía en contar con el trabajo y la colaboración de mujeres en sus distintas áreas y obras.
¿Quiénes son las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús? ¿A qué se dedican? ¿Cómo practican la Espiritualidad Ignaciana?
Somos una congregación religiosa. Deseamos ser mujeres apasionadas por Jesús y su Reino. Actualmente estamos en 24 países entre África, América, Asia y Europa. Nuestra misión se desarrolla en el área de educación, salud, espiritualidad (acompañamiento espiritual, EE, formación), colaboramos y desarrollamos proyectos con migrantes, trabajos en parroquias. La Espiritualidad Ignaciana es parte de nuestra identidad, por lo que marca quiénes somos, lo que hacemos y cómo lo hacemos. Las dos mujeres que fundaron nuestra congregación defendieron el ser ignacianas incluso yendo en contra de la autoridad eclesial, que se las quería cambiar por otra espiritualidad. Intentamos, como todos y todas las que compartimos esta Espiritualidad, buscar y encontrar a Dios en todas las cosas, discernir dejándonos llevar por el Espíritu… Hacemos Ejercicios Espirituales todos los años.
¿Qué tan importante ha sido la espiritualidad ignaciana en el despliegue de tu vida religiosa?
Desde antes de entrar a la congregación me fui familiarizando con la Espiritualidad Ignaciana, fui descubriendo un camino que me ayuda en mi búsqueda de Dios y de lo de Dios en mi vida, por eso fue importante encontrar y entrar a mi congregación.
¿Crees que es una espiritualidad que las mujeres pueden experimentar plenamente como religiosas?
La Espiritualidad Ignaciana es la experiencia de Dios que hizo Ignacio de Loyola, que puso al servicio de la Iglesia, por eso no se limita a la Compañía de Jesús. De esta Espiritualidad beben laicos, laicas y también otras congregaciones religiosas femeninas. Cada persona se apropia de la Espiritualidad y está invitada a hacerla vida… La plenitud que puedes experimentar tiene relación con tu fidelidad a lo que Dios va haciendo en ti, más allá de tu género.
¿Qué tensiones crees que persisten entre la Iglesia y el espacio que ocupa la mujer en ella?
Creo que una tensión es que se interpreta el reclamo de la mujer sólo como una búsqueda de poder, esto provoca que algunos sienten amenazado su propio poder y lo defienden. Esta interpretación deja de lado el deseo de construir algo más de Dios, que sea más parecido al Reino. En la medida en que hay más participación, más búsqueda y construcción conjunta… Es más coherente con el Reino de Dios, por eso no da lo mismo.
¿Te sientes parte del movimiento feminista? En tu calidad de religiosa, ¿cómo sientes que puedes aportar al feminismo?
Me siento parte porque me ha ayudado a hacerme preguntas, a descubrir en mi vida y también en mí, el machismo en el que he crecido. A cuestionar maneras de relacionarnos, hacer lo que hacemos y cómo lo hacemos. Pienso en dos espacios. Por un lado, soy la encargada de la Pastoral del Colegio San Francisco Javier de Cerro Navia, escuchar y dialogar con las y los jóvenes… Dejarme enseñar/cuestionar por ellos y ellas creo que es fundamental. Por otro lado, en otros espacios en lo que me muevo con personas adultas intento conversar sobre el tema, ponerlo sobre la mesa para dialogar, cuestionarnos y buscar respuestas juntos y juntas.