Cristian Viñales sj: La situación vocacional en Chile

Muy seguido tocan nuestra puerta para conocer nuestra visión sobre la situación de las vocaciones religiosas en nuestro país. Es por eso que consideramos oportuno compartir con ustedes esta reflexión de Cristian Viñales sj, delegado de jóvenes y vocaciones, quien responde a dos preguntas para entregarnos su visión sobre este tema.

¿Existe una disminución de las vocaciones sacerdotales en los últimos años?

Primero haría una distinción, nosotros somos una congregación religiosa, no solo ingresan jóvenes que desean ser sacerdotes sino también quienes desean ser hermanos jesuitas, es decir consagrar su vida a Dios con los votos de pobreza, castidad y obediencia, pero sin ser sacerdotes. Hablando de las vocaciones en general entre el año 2000 y 2010 ingresaron 57 jóvenes y entre el 2011 y 2021 fueron admitidos 22, esto significa pasar de un promedio de 5 vocaciones al año a 2 por año.

¿A qué creen que se debe esta disminución? ¿qué estrategias han utilizado para revertir esta situación?

Hay muchos factores que han influido en la disminución de las vocaciones.  La rápida secularización del país, la crisis de las instituciones que ha afectado fuertemente a la Iglesia, la situación de los abusos sexuales y la desconfianza profunda asociada a esto, el individualismo y la perdida de sentido de los compromisos de vida y de los proyectos a largo plazo, entre otros factores.

Hoy culturalmente vivimos en una dinámica de Zapping vital, parece que todo se trata de consumir experiencias, pasar de una a otra sin profundizar. Menos matrimonios, más separaciones, incluso a la gente le da miedo amar en serio, dura menos en los trabajos, se cambian más de casa, etc. Además, todo debe ser inmediato, en un “click”, rápido y menos profundo.  Bueno esto también tiene su correlato en las vocaciones religiosas, en los que estamos a dentro y también en quienes se podrían plantear la pregunta, pues la vida religiosa, por esencia, se trata de amor, implica un compromiso que toma la vida, esto da vértigo y es tremendamente contra cultural.  

Vivir como homozapping nos hace perder el sentido de la vida. Está lleno de personas estresadas, deprimidas y con su salud mental deteriorada. Sin embargo, en medio de todo esto, hay quienes buscan identidad y sentido, más allá de la “rueda de hámster” que es la sociedad. En este punto, creo que hay un resurgir de las búsquedas de una espiritualidad más profunda, donde el silencio, la naturaleza, el propio cuerpo están siendo vehículos importantes para el encuentro con Dios, con un sentido y la vocación más profunda.  En este despertar de lo espiritual hay una tremenda oportunidad. En la iglesia estamos llamados a acoger estos signos. Estoy convencido que hay muchos jóvenes con deseo de profundidad espiritual, pero en códigos renovados, esto nos interpela a renovar nuestra iglesia junto a ellos. 

La pandemia ha sido una oportunidad, el misterio de la muerte y la enfermedad hace que nos cuestionemos el sentido de lo que hacemos. Entre el 2020 y 2021 aprovechando el boom de los espacios online más de 500 jóvenes han hecho ejercicios espirituales desde su casa, sin duda lo leemos como un buen signo y nos anima a seguir siendo creativos y confiar que Dios está trabajando silenciosamente en los corazones de los jóvenes.

En el tiempo que viene, ingresarán menos jóvenes a la vida religiosa, ya no existe el glamour ni el estatus que, a comienzos del siglo XX, menos la épica de los 80’s, cuestiones que evidentemente llamaban la atención a la hora de plantearse la pregunta por la vocación. Hoy más que nunca para sostener una vocación como esta, debe haber una experiencia religiosa profunda, una relación íntima con Jesús y amor realista a la iglesia. Además, con todo lo vivido y aprendido en los últimos años, los procesos de admisión son mucho más minuciosos y largos para conocer mejor a los candidatos y ayudarlos a crecer en libertad a la hora de discernir. Efectivamente seremos menos, pero espero que más hondamente lúcidos, apasionados y religiosos.