«El camino del apóstol», por Cristián Olavarría


Cinco jóvenes participaron en las fiestas de la virgen de Andacollo y luego iniciaron la ruta hacia La Serena.

Testimonio vocacional a raíz del retiro de peregrinación por el Valle Río Hurtado, entre Andacollo y La Serena.

La experiencia de andar ligero y confiado en la mano de Dios, fue algo muy significativo en el proceso de discernir una vocación. Darte cuenta que en todo minuto reflexionas de los pasos de tu vida que te han llevado a ese lugar, el poder compartir con tus compañeros, sus vivencias, sus risas, compañía, es retroceder y pensar si los apóstoles vivían todo lo que hoy nosotros vivimos en la experiencia caminando muchos kilómetros, comiendo lo que la gente nos daba, durmiendo donde se pudiera.

Pensar que los apóstoles o los primeros jesuitas fueron fue muy inspirador. Los días vividos en Andacollo me mostraron la fuerza de una fe infinita que reúne al pueblo de Dios, la devoción de los peregrinos, de niños y gente al servicio te hace mirar todo con ojos de compasión.

Después tuvimos la oportunidad de caminar todo juntos hacia Samo Alto, llegando a una capilla de San Javier donde se nos recibió con un cariño impresionante. Al otro día salimos a las 6:00 de la madrugada camino a Hurtado, donde nuestras fuerzas físicas fueron puesta a prueba caminando 7 horas, siempre acompañado de la pregunta de la vocación.

Al llegar a Hurtado celebramos la eucaristía junto a los vecinos donde fuimos bien recibidos por las vecinas dándonos alojo y comida. Al otro día llegamos a Vicuña dándonos un rato para conocer el museo de Gabriela Mistral. Luego celebramos la eucaristía junto a las hermanas carmelitas. Terminamos nuestro día en el hostal de una señora con una fe tremenda, conversando con ella nos comenta que ve en el servicio del sacerdocio algo único. Con esa alegría nos fuimos camino a La Serena y nos despedimos con la satisfacción de la fe y el compañerismo de los días compartidos.

Estamos llamados a ser apóstoles en tiempos de crisis, estamos llamados a seguir a Cristo en la misión con los más desvalidos, los olvidados, los marginados, estamos llamados a ser apóstoles el resto de nuestras vidas.

Cristián Olavarría Salazar