Juan Pablo Moyano SJ: «Si la fe no acepta la duda, no es fe»
Cuando Juan Pablo Moyano SJ entró a la Compañía de Jesús lo acompañaba una certeza a toda prueba, pero al poco andar comprendió que vivir su fe y su vocación implicaba abrirse a la duda. “Como que la fe le lleva duda”, dice sonriente en los patios del colegio San Ignacio el Bosque.
¿Qué le diría a un joven que debe confrontar dudas vocacionales? “Que tenga vida interior”, dice convencido.
¿Cómo has convivido con la Duda desde que ingresaste a la Compañía de Jesús?
La forma en que convivas con la duda dependerá del estado humano y personal en que te encuentres. Es muy diferente afrontarla en un estado motivado, integrado con tu vocación a hacerlo cuando estás metido en algo que no te gusta, en algo que te parece fome, arduo o seco.
Y en tu vida como jesuita, ¿se ha instalado la duda?
Yo pienso que la duda está instalada en el tema de la fe, como que la fe le lleva duda, la fe tiene que aceptar la duda, tiene que aceptar el misterio. Si la fe no acepta la duda no es fe, sería una cosa más cierta, más racional, pero si es realmente fe entonces es duda, es abandono, es apostar, profundizar en esa apuesta y bueno, profundizar en la apuesta significa enfrentarse como al misterio de la vida. Mientras más te enfrentas al misterio de la vida, más te das cuenta de que hay elementos que siguen manteniéndose siempre en duda porque hay apuestas en la vida que nunca dejarán de ser apuestas, nunca serán certezas.
¿Entraste a la Compañía con incertidumbres?
Yo entré a la Compañía bien convencido y decidido, pero era chico, tenía casi 20 años. Viéndolo desde ahora, 20 años después, digo “chuta, era bien cabro chico”. Entonces si bien yo sentía mucha certeza, al poco andar de noviciado apareció la fragilidad de la certeza, que es duda. También hubo momentos en que encontré una certeza firme, pero esos momentos no implican dejar de hacerse cargo de una búsqueda. Son momentos que te entregan más elementos, más coordenadas a esa búsqueda, pero que no terminan con la duda.
¿Cómo influye la situación actual de la Iglesia en las dudas de un jesuita?
Se acrecientan las preguntas, pero a mí personalmente no me ha acrecentado la duda en torno a mi propia vocación. Me he centrado en lo fundamental, en lo esencial de mi vocación que finalmente es mi vocación al sacerdocio y el ejercicio del sacerdocio, el ser cura, la vida religiosa, eso es lo esencial. Se han levantado muchas preguntas de qué significa ser cura hoy y de pensar que en los lugares donde yo encuentro mucho gozo, en ese espacio vital, hubo otros que cometieron delitos terribles. Pero esas preguntas que han surgido me han llevado a valorar mucho más mi propia vocación. El sacerdote tiene un regalo de estar muy cerca de la fragilidad, acá en el colegio tenemos mucha responsabilidad acompañando el crecimiento de los alumnos. En esas cosas yo encuentro mucho gozo. Entonces, si bien hay preguntas y dudas nuevas, yo he podido profundizar en lo esencial.
¿Qué les dices a los jóvenes que se ven abrumados por dudas vocacionales?
Que tenga vida interior. Eso es lo que es lo que ayuda a captar que las buenas decisiones en la vida se toman cuando yo tengo capacidad de profundizar, de no vivir en lo superficial. Vivimos en un mundo que tiende a lo inmediato, a lo descartable, al consumismo, y para poder tomar buenas decisiones en ese contexto, para encontrar la vocación y el proyecto de vida de cada uno, lo primero es tener capacidad de vida interior.