Paul Mackenzie SJ: “Si tuviera que elegir nuevamente qué camino elegir, volvería a entrar a la Compañía”

Desde el año pasado, Paul Mackenzie sj se encuentra viviendo en Antofagasta por tercera vez en su vida como jesuita. Una vida que lleva ya varias décadas y que le permiten enfrentar La Entrevista de la Gente con mucha experiencia sobre sus hombros.

 Ejercicios Espirituales, discernimiento vocacional, votos y obstáculos son los principales temas que surgen de las entrevistas de nuestros seguidores. Y Paul, con un lenguaje claro y simple, las responde sin tapujo.

 ¿Qué rescata de su paso por Antofagasta en las distintas etapas de su vida?

Esta es la tercera vez que estoy en Antofagasta. La primera vez como maestrillo (1987-1988), la segunda como rector del colegio san Luis y capellán del Hogar de Cristo (2002-2008) y la tercera vez desde el año pasado. A mí me encantó estar la primera vez en Antofagasta. Allí conocí a muchos jóvenes de la época lo que me marcó profundamente. Muchas de esas amistades se fueron manteniendo hasta el día de hoy. La gente que he ido conociendo es muy afectiva y cariñosa, he podido ir construyendo buenas amistades, y especialmente ha sido muy bonito el haber casado a varios de ellos(as) y luego bautizado a sus hijos e hijas. Ha sido muy hermoso conocer a varias generaciones de las familias. Estudiantes de hoy que les hice clases a sus padres. Me he sentido muy apoyado y sostenido por muchos de mis amigos y amigas, y creo que he podido transmitir a un Dios cercano, cariñoso y ayudar a muchos a seguir caminando con esperanza mostrando a un Cristo concreto que nos llama a seguirlo y servirlo. Recuerdo con mucha fuerza los Ejercicios Espirituales que he acompañado, tantas misas, sacramentos entregados, acompañar a muchas familias en funerales y tantas otras actividades.

 ¿Le recomendarías hacer Ejercicios Espirituales a alguien que tiene una relación sentimental?

Los ejercicios espirituales de San Ignacio son destinados para cualquier persona que quiera encontrarse con Dios en profundidad y ordenar su vida. Pueden vivirlo jóvenes, adultos, solteros(as), casados(as), y por qué no, una persona que tenga una relación sentimental. Lo importante es querer vivirlos y hacerlos con seriedad. Es una excelente oportunidad para sentir el amor profundo que Dios nos tiene, volver a enamorarnos de Él, sentirnos perdonados y sanados, y descubrir los llamados que Dios va poniendo en nosotros y responder con fuerza a ellos. Están muy centrados en el descubrir a Cristo, su persona, para poder amarlo y servirlo en los demás. Yo recomiendo de todas forma el poder vivir los Ejercicios Espirituales. Creo que es la forma más profunda de poder acercarnos a la Espiritualidad Ignaciana.

 ¿Cómo sé cuándo es mi lugar en la hora del discernimiento?

Cuando discernimos y tratamos de responder a los llamados que Dios va poniendo en nosotros, la única forma de saber que esa es la voluntad de Dios es leer los sentimientos y las mociones que siento cuando me imagino respondiendo a ese llamado o las que siento cuando tomé un camino determinado. Cuando siento paz, alegría, deseos profundos de seguir ese llamado, entusiasmo, son elementos que nos ayudan a pensar que esa es la voluntad de Dios. También ayuda el ir contrastando esas mociones con los pro y contra que vemos ante una decisión que tenemos que tomar. Si vemos que hay muchos aspectos positivos de tomar esa decisión frente a pocos aspectos negativos,  creo que es un elemento del discernimiento que nos ayuda a responder hacia esa decisión.

 ¿Algún libro o consejo que se le puede dar a un joven con inquietudes vocacionales?

Yo le diría a un joven que sienta inquietudes vocacionales que lo converse con alguien (un acompañante espiritual) para que le ayude a ir discerniendo ese llamado. Que en esas conversaciones vaya viendo los pro y contras que descubre ante ese llamado, que vaya leyendo, como lo comenté antes, las mociones y sentimientos que van surgiendo ante esa inquietud. También lo animaría a leer algún libro de la vida de santos(as) que lo inspire para tomar una decisión. Puede ser la vida de algún fundador(a) de una congregación, o vidas ejemplares que nos ayuden a discernir (vida del Padre Hurtado, santa Teresa, autobiografía de San Ignacio, etc.).

¿Cómo fue su discernimiento a los 21 años para entrar a la Compañía?

Mi inquietud vocacional comenzó cuando tenía 19 años. Comencé a acompañarme con un jesuita, realicé los Ejercicios Espirituales, y tomé contacto con varios jesuitas con los que pude conversar e ir profundizando lo que significaba la vida religiosa. Recuerdo que me ayudó mucho vivir varias experiencias apostólicas acompañando jóvenes (campamento de formación CVX, trabajos de verano como asesor, misiones, apoyar trabajos de fábrica, entre muchas actividades). Creo que también me inspiró el ver otros jóvenes un poco mayores que yo que entraban a la Compañía y me veía como ellos. Finalmente recuerdo que fue muy claro el leer las mociones y sentimientos y ver claramente que tenía que entrar a la Compañía. Al final, después de más de un año de ver como una balanza que se movía para un lado y el otro, vi claramente que esa era mi vocación.

¿Qué han significado los votos en su vida religiosa?

Los votos me han ayudado a vivir la consagración a Dios. Cuando miro para atrás los he vivido con altos y bajos, como un camino de madurez y profundización, hasta descubrir que son esenciales en la vida religiosa. Poner la confianza sólo en Dios, tener libertad total para poder entregarme a los demás y servir a todos y todas por igual. Sentir que mi vocación y consagración dependen de Dios y de mi compromiso con el Cristo concreto que me llama cada día a seguirlo y servirlo.

 ¿Cuáles han sido tus mayores obstáculos como religioso?

No he tenido grandes obstáculos, pero veo que ha sido un camino de crecimiento constante. Me he caído muchas veces pero me he vuelto a levantar y a confirmar el deseo inicial de ser llamado a ser jesuita y sacerdote. Me han marcado profundamente las salidas de muchos compañeros que han dejado la Compañía (algunos de ellos fueron grandes amigos) y también la crisis de la Iglesia hoy en día, especialmente por los abusos de miembros de la Iglesia hacia niños y niñas. Frente a tanto dolor y cruz veo que si tuviera que elegir nuevamente hoy qué camino elegir, volvería a entrar a la Compañía porque he sido feliz y porque veo que hay mucha necesidad alrededor nuestro. Vale la pena ser sacerdote. Me encanta estar con la gente, acompañar, ayudar a otros, celebrar sacramentos, misas, y tantas otras actividades propias de la vida religiosa.